Hay momentos en la vida de uno en que prenderle fuego a algo parece la solución mas acertada a nuestros dilemas… o al menos así lo parece para un joven empleado de McDonalds en Japón.
El caso es que en la Prefectura de Fukuoka un hombre de 25 años, empleado de la franquicia de hamburguesas, decidió prenderle fuego al automóvil de un cliente.
Esto se dio porque el cliente, un caballero de 35 años deicidio levantar una queja contra el sospechoso, debido a que este no había incluido un premio en su Cajita Feliz. Es así como el 2 de julio, el empleado cayo a la casa del vago para pedirles disculpas, pero ni corto ni perezoso volvió el 4 de julio con una frazada humedecida con kerosén y le prendió fuego al automóvil del cliente, dejándolo completamente inservible y dañando parte de la casa y el garaje del pobre bastardo.
El sospechoso fue detenido por la policía de la Prefectura y este admitió los cargos, diciendo al respecto.

No quería que el le dijera a mi jefe sobre el problema (el premio de la cajita feliz). Pensé que si le prendía fuego estaría más preocupado por ello y se olvidaría de mi problema.

Claramente cambio un problema por otro. Pero acá aprendemos una valiosa lección, no todo se arregla prendiéndole fuego a algo, por ahí hay que darle otra vuelta.